Las técnicas de meditación en Cafh a la luz de los dos ejes del desenvolvimiento de la conciencia propuestos por Ken Wilber

Escrito el 13/08/2022
Néstor O. Maceira


Con frecuencia me pregunté por qué Don Santiago desarrolló las técnicas de meditación discursiva y afectiva, como también por qué se ha enfatizado casi exclusivamente en estas dos técnicas en Cafh. Luego de leer varias obras de Ken Wilber (KW) y en particular su libro Espiritualidad Integral(1), volví a analizar la cuestión a la luz de los dos ejes de desenvolvimiento de la conciencia que sintetiza este autor: el eje de los estados de conciencia y el eje de las estructuras de conciencia (o eje del despertar y eje del desarrollo). Bajo este marco comprendí que nuestras técnicas de meditación propician un trabajo sincrónico sobre ambos ejes. Esto sintoniza con la idea más amplia de Cafh de propiciar la armonía entre los valores humanos y divinos, como signo de la nueva era/raza en proceso de afirmación en la humanidad. En tal sentido y permitiéndonos una relativa simplificación, podríamos asimilar el eje del despertar con el componente místico, inconsciente y en tal sentido divino de la conciencia humana, y el eje del desarrollo con su componente humano: las estructuras a través de las cuales se configura, comprende y significa a la realidad, y particularmente (en el caso de la meditación) mi realidad.
 

KW señala que el eje del despertar representa el punto desde el cual uno mira la realidad, mientras que el eje de las estructuras representa la lente a través de la cual uno ve la realidad, dando lugar a una visión o mapa del mundo. Trabajar sobre ambos ejes es fundamental desde la perspectiva del desenvolvimiento integral, tanto individual como de la humanidad. En tal sentido KW brinda ejemplos de maestros iluminados (es decir, con el más alto desarrollo en el eje del despertar) pero que en el eje de las estructuras están atascados en paradigmas que en la actualidad resultan antiguos y por lo tanto no armonizan con las nuevas formas de ver y vivir la vida que progresivamente va afianzando la nueva era/raza. Dando un pantallazo muy rápido, KW describe los grandes estadios en el eje de las estructuras como arcaico, mágico, mítico, racional, pluralista, integral y supra-integral. Cabe señalar que, según este autor, el progreso a lo largo de este eje es irreversible, tanto en el individuo como en el conjunto de la humanidad. Esto, sin embargo, no significa que sea homogéneo en todas las dimensiones de la conciencia; de modo que, en la realidad, lo que tanto un individuo como una sociedad presentan es un centro de gravedad en su estructura de conciencia, el cual define su forma habitual o predominante de ver y vivir la vida; no obstante, aún operan en su pensamiento y sentimiento rasgos que corresponden a estructuras más primitivas, y simultáneamente van emergiendo visiones propias de estructuras más adelantadas que ese centro de gravedad. KW señala que en la sociedad occidental actualmente dominante, el centro de gravedad del eje de las estructuras está en la estructura racional, pero con componentes ya muy importantes de la estructura pluralista. Esto es similar para la conciencia de la mayoría de las personas actuales, y define nuestro “sentido común” (ver figura).
 


Volviendo ahora al punto de partida de esta discusión, relativo a las técnicas de meditación habitualmente empleadas en Cafh, nosotros solemos aprender y enseñar primero la meditación discursiva. Creo que esto es así porque, estando aun nuestro centro de gravedad anclado fuertemente en la estructura racional, lo que nos resulta más natural es partir de esta estructura y, mediante un planteo analítico, presentar una pregunta y procurar una respuesta. Esto es lo que intentamos hacer cada vez que en la vida corriente nos enfrentamos a un problema o una duda. La diferencia –no menor- que pretende inducir el ejercicio, es que la respuesta no provenga de nuestro nivel habitual de conciencia, sino de uno más elevado. Es decir, nos invita a habilitar una respuesta que surja del componente divino que existe en nuestro inconsciente. Por supuesto que en nuestro inconsciente no sólo está nuestra raíz divina, sino que también está nuestra sombra: nuestros mandatos y miedos ocultos. Así que la meditación es a su vez el ámbito donde se nos invita a discernir esos dos grandes campos, reconocerlos y trabajar en ellos (complementada en realidad con el trabajo con nuestro orientador espiritual y nuestro grupo, que facilitan la identificación de aspectos de la sombra, por definición velados a la mente consciente). Podríamos decir que el componente de plantear la pregunta y discernir la calidad de la respuesta trabaja el eje de las estructuras, mientras que la apertura hacia lo desconocido, hacia nuestro núcleo divino, nos permite elevarnos en el eje del despertar. 
 

En la meditación afectiva la técnica nuevamente parte del centro de gravedad racional, pero inmediatamente apela a la imaginación creativa abriendo nuestro campo de la conciencia a imágenes que pueden representar tanto espacios de lo conocido como de lo desconocido y divino. Cuando en el tercer paso nos invita a centrarnos en el sentir, abre la posibilidad para percibir sensaciones y energías de los niveles superiores de vibración de la conciencia, es decir nos impulsa hacia arriba en el eje del despertar. Cuando nos invita a aplicar la voluntad para generar una realidad superior, pone en juego el tercer chakra impulsándonos a hacer realidad en nuestra vida esa visión superior habilitada en el cuadro imaginativo y percibida en las sensaciones. En este paso procuramos generar una nueva visión en el eje de las estructuras. Y hecho esto, la técnica nos invita a percibir qué consecuencias genera en nuestra percepción esa nueva estructura (cómo nos sentimos al respecto, qué nos dispara esto); esto también es una invitación a validar esta nueva posibilidad no sólo desde la razón sino especialmente desde la intuición, es decir desde componentes de la conciencia actualmente en expansión en la humanidad de la nueva era. 
 
 

A medida que nos desenvolvemos, si continuamos aplicando estas técnicas, las mismas se tornan progresivamente menos especulativas y más intuitivas. Es decir, cada vez requieren menos de la argumentación racional y cada vez dan más lugar al conocimiento intuitivo, a la apertura hacia nuestro centro divino y a la experimentación de estados superiores de conciencia en el eje del despertar y de visones de realidad más elevadas en el eje de las estructuras.
 
 

En tal progresión, llega un momento en que el componente especulativo-racional se suspende. Entonces cesa el diálogo y se pasa de la meditación a la contemplación. Esto puede suceder a partir de la evolución natural de la meditación afectiva y/o por la implementación de técnicas de concentración, tal como se explica en el curso Prácticas de desenvolvimiento(2).  La contemplación es posible cuando en el eje del despertar la conciencia alcanza el nivel de Testigo o Turiya, o el nivel superior de conciencia no-dual (ver figura). 
 
 
 

​Aquí cabe plantearse la siguiente pregunta: ¿qué sucede si, en lugar de emplear las técnicas de meditación descritas, uno emplea una técnica que trabaja sólo el eje del despertar? Estas técnicas son las que inducen directamente a la detención de la mente especulativa. Son técnicas de concentración apoyadas en un mantra o en cualquier otro objeto simple, como la respiración. Estas técnicas son muy eficaces para silenciar la mente, y pueden llevarnos con relativa rapidez a experimentar la conciencia testigo y la conciencia no-dual. Pero como no trabajan el eje de las estructuras, el mismo debe abordarse por otros medios distintos a la meditación. Sin duda experimentar estados elevados de conciencia puede movilizarnos en tal sentido y a través de lecturas y diálogos ir progresivamente mejorando nuestras estructuras mentales o “mapas de realidad”. Sin embargo, tanto KW como las enseñanzas de Cafh señalan que el movimiento en el eje del despertar es reversible (al contrario de lo que sucede en el eje de las estructuras de conciencia). Esto significa que por más que en el estado de meditación uno alcance una experiencia cumbre, luego regresa al estado de conciencia habitual. Tal estado habitual siempre se caracteriza por un estadio dominante en el eje del despertar y un estadio dominante en el eje de las estructuras, que en conjunto configuran el centro de gravedad de nuestra conciencia.  
 
 

​Otros movimientos espirituales, como el del maestro budista S. N. Goenka (3), si bien con enfoques y terminologías diferentes, también reconocen la importancia de abordar ambos ejes y enseñan al estudiante a trabajar con la técnica de anapana o meditación apoyada en la respiración para estimular el desarrollo en el eje del despertar (que conduce al samadhi o estadio de conciencia no dual) y con la técnica vipassana, centrada en la ecuanimidad respecto de las sensaciones o experiencias agradables o desagradables, que expande el conocimiento de sí mismo y conduce a la sabiduría (pañña). 
 
 

Sin duda, la práctica de la meditación es un componente central de cualquier camino de desenvolvimiento espiritual. Comprender mejor como actúa puede ayudar a aplicarla correctamente para vivir una vida más plena y consciente. Espero que este breve artículo sea una contribución en tal sentido.

 

Referencias

  1. Wilber, Ken. 2007. Espiritualidad integral. El nuevo papel de la religión en el mundo actual. Ed. Kairos. 520p
  2. Cafh. Curso Prácticas de desenvolvimiento. https://www.cafh.org/templates/atomic/images/Publicaciones/PDF-ensenanzas-cursos/espanol/PRACTICAS%20DE%20DESENVOLVIMIENTO-Edicion%202019.pdf - 04/08/2022
  3. Goenka, Satya Narayan. Tres enseñanzas sobre la meditación vipassana. https://es.scribd.com/document/237780663/ - 04/08/2022