Renunciar es renunciar al pasado

Renunciar es renunciar al pasado.
Liberarme de las sentencias previas,
De las jaulas y cargas que inconscientemente construí,
Para volver a la fuente,
Para ser lo que en verdad soy:
Un sueño abierto, vivo, vibrante y perfecto
De expansiva libertad y puro amor.
No vale la pena mejorar el ego.
Más vale dejarlo de una vez.
Más vale soltar ya ese lastre que creí ser,
Esa persona imperfecta que creía que podría mejorarse.
Más vale dejarlo como lo que es:
Un montón de absurdas sentencias sin sentido, apoyadas en la nada.
Porque aquí,
En el silencio puro, simple y presente,
Refulge lo que soy,
Lo que nunca cesó,
La realidad una en sí.
Y desde esta unidad,
Sólo desde esta unidad de amor y libertad,
Puedo verte,
Tomar tu mano,
Caminar contigo,
Mi hermano,
Mi hermana,
Por la faz de este sueño de la vida
Y por sus raíces verdaderas:
Por la sustancia genuina y única que nos constituye,
La que nunca va a ser abarcada por la mente personal,
Ni contenida en una definición,
Ni descrita en términos de lo relativo.
Porque nadie puede dibujar el borde de lo ilimitado,
Separar lo que no reconoce diferentes,
Dejar de lado lo que ocupa la completa totalidad.
Así me recibo y te recibo,
Madre Divina y divino hermano,
Y al hacerlo permito que me armes de nuevo,
Que me renueves minuto a minuto.
Y en este renovarme siento
Como la sangre fluye libremente en mi cuerpo,
Como se esponjan y dilatan mis discos vertebrales,
Como mi columna se estira y crece,
Como se hacen nuevos espacios en todo mi cuerpo
Vibrante, sano, perfecto.
Porque éste es mi avatar y con él soy en este sueño,
Y este sueño puede ser perfecto.
Porque lo que soy lo es,
Lo que eres lo es,
Y tu canto en mi alma es la única verdad
Y el flujo de nuestro amor la naturaleza de la existencia.