Vivimos en un momento en el que parece imperar una sensación negativa respecto del futuro de la humanidad y del planeta.
Trabajemos en nosotros mismos para generar esperanza y energía positiva. Aprendamos a observar y a potenciar lo bueno de la vida, la energía que conduce a la evolución.
De manera concreta, practiquemos diariamente el agradecimiento. Hay un sinfín de cosas que damos por sentadas, pero que son dones de los que gozamos a diario. Cuando nos encontremos desanimados o quejándonos, enfoquemos la atención en observar y descubrir cada detalle de nuestra vida y de la sociedad por el que podemos estar agradecidos.
El futuro se construye a partir del momento presente. Seamos una fuente de esperanza. Confiemos en la evolución de la conciencia.


