Nos encontramos atravesando una profunda crisis en la Humanidad. La pandemia no pareciera haber encaminado a la Humanidad, en un grado significativo, hacia un trabajo más colaborativo para responder a los problemas sanitarios, sociales, económicos y ambientales que aquejan al planeta.
Por ello, nuestra contribución como trabajadores de la conciencia es de vital importancia. Somos células en el cuerpo de la Humanidad.
Desarrollar las habilidades que nos permiten convivir con respeto y en la diversidad es una real contribución al estado de conciencia global.
Desarrollemos nuestra percepción. Imaginemos nuestra capacidad de percibir como una antena que capta todo el ambiente sin juicios, sin intereses, sin deseos. Solo recibe la información que está allí.
Tomemos algunos momentos en el día para procurar dejar de lado nuestro discurso y hacer silencio para percibir qué sucede en nosotros mismos (en nuestro cuerpo, nuestras emociones, nuestros pensamientos) y en nuestro entorno (en las personas, los grupos y el medio ambiente que nos rodea).
De esa forma, podremos captar con profundidad el momento presente dejando de lado nuestras intelectualizaciones, prejuicios y deseos.
Esto nos da la posibilidad de encontrar respuestas superadoras y vincularnos a un nivel más profundo, ese nivel en el que podemos reconocernos como parte del todo.