La modernidad tecnológica ayudó a construir una idea de que las computadoras y la tecnología tenían la posibilidad potencial de liberarnos de la tiranía del dinero, de lo material, y de liberar a la humanidad para una vida espiritual, productiva y más feliz.
Aparentemente, puede que no haya una correspondencia directa entre el uso de la computadora y un mayor grado de libertad. Yo creo que, en general, hoy en día muchas tareas que antes hacíamos de una forma mucho más manual, ahora es posible automatizarlas. Desde los alimentos que ingerimos hasta la limpieza de la casa, es decir, son muchas las tareas que se pueden realizar gracias a los avances científicos, que requieren mucho menos tiempo y energía.
Creo que esto representa una oportunidad de tener tiempo para otras cosas. Sin embargo, paradójicamente, lo que se escucha es que cada vez tenemos menos tiempo. Porque así como se simplifican ciertas tareas, otras también aparecen en nuestros días. Así parece que la voluntad de dedicarse a la vida espiritual es una autodeterminación. En otras palabras, nunca habrá, si esperamos reunir las condiciones ideales que, quizás, simplemente nunca llegarán. Somos nosotros quienes ordenamos las prioridades en nuestra vida. Como en el caso de guardar piedras en un jarrón, donde primero tenemos que colocar las piedras grandes, luego las medianas y, por último, las pequeñas.
En nuestro caso, al menos para quienes como nosotros elegimos el camino de Cafh, es decir, seguir un camino espiritual, nos preocupamos de establecer estas prioridades. Lo espiritual, a su vez, creo que vale la pena aclararlo, no es algo separado del resto de la vida. En realidad, lo espiritual es una actitud ante la vida. Es decir, no se necesita un tiempo especial para ser espiritual o para hacer una vida espiritual. Lo que se necesita es vivir espiritualmente todo lo que se hace, desde preparar la comida hasta mi ejercicio profesional, cualquiera que sea, y también las relaciones interpersonales, la familia.
Claro que para lograr esto y poder espiritualizar la vida, en Cafh tenemos un método de vida, es decir, tenemos herramientas que nos permiten generar las habilidades y criterios para poder espiritualizar. Es decir, necesitamos un espacio de meditación, de detención, donde realmente podamos entrar en contacto con nosotros mismos, con lo que nos pasa, con las decisiones importantes de nuestra vida. Y a este espacio lo llamamos meditación, o espacio de contención, u oración. Y considerando que estamos en permanente aprendizaje, también contamos con espacios de estudio, donde también alimentamos nuestra mente con ideas espirituales o buenos libros. Tenemos espacios para las relaciones y, por supuesto, trabajamos y hacemos todo lo que tendría que hacer un ser humano.
Es importante reafirmar que no hay un tiempo específico para la vida espiritual. Por supuesto, cada uno de nosotros tiene que reordenar su vida, creando ese equilibrio que mencionamos. Y que es un equilibrio dinámico, y no como algo estático, sino algo que se adapta, que fluye con las necesidades y con los momentos, pero que tiene ese foco puesto en la espiritualidad, en el trabajo de la conciencia.
Esta es un poco de la tónica que trabajamos para sacar adelante en Cafh y que, nuevamente, la tecnología puede ser un factor de ayuda. Puede ser un factor de ayuda al aliviarnos, quizás, de algunas cosas, pero el factor determinante es nuestra actitud, nuestra elección de hacia dónde dirigimos nuestra vida y nuestros esfuerzos.
Aparentemente, puede que no haya una correspondencia directa entre el uso de la computadora y un mayor grado de libertad. Yo creo que, en general, hoy en día muchas tareas que antes hacíamos de una forma mucho más manual, ahora es posible automatizarlas. Desde los alimentos que ingerimos hasta la limpieza de la casa, es decir, son muchas las tareas que se pueden realizar gracias a los avances científicos, que requieren mucho menos tiempo y energía.
Creo que esto representa una oportunidad de tener tiempo para otras cosas. Sin embargo, paradójicamente, lo que se escucha es que cada vez tenemos menos tiempo. Porque así como se simplifican ciertas tareas, otras también aparecen en nuestros días. Así parece que la voluntad de dedicarse a la vida espiritual es una autodeterminación. En otras palabras, nunca habrá, si esperamos reunir las condiciones ideales que, quizás, simplemente nunca llegarán. Somos nosotros quienes ordenamos las prioridades en nuestra vida. Como en el caso de guardar piedras en un jarrón, donde primero tenemos que colocar las piedras grandes, luego las medianas y, por último, las pequeñas.
En nuestro caso, al menos para quienes como nosotros elegimos el camino de Cafh, es decir, seguir un camino espiritual, nos preocupamos de establecer estas prioridades. Lo espiritual, a su vez, creo que vale la pena aclararlo, no es algo separado del resto de la vida. En realidad, lo espiritual es una actitud ante la vida. Es decir, no se necesita un tiempo especial para ser espiritual o para hacer una vida espiritual. Lo que se necesita es vivir espiritualmente todo lo que se hace, desde preparar la comida hasta mi ejercicio profesional, cualquiera que sea, y también las relaciones interpersonales, la familia.
Claro que para lograr esto y poder espiritualizar la vida, en Cafh tenemos un método de vida, es decir, tenemos herramientas que nos permiten generar las habilidades y criterios para poder espiritualizar. Es decir, necesitamos un espacio de meditación, de detención, donde realmente podamos entrar en contacto con nosotros mismos, con lo que nos pasa, con las decisiones importantes de nuestra vida. Y a este espacio lo llamamos meditación, o espacio de contención, u oración. Y considerando que estamos en permanente aprendizaje, también contamos con espacios de estudio, donde también alimentamos nuestra mente con ideas espirituales o buenos libros. Tenemos espacios para las relaciones y, por supuesto, trabajamos y hacemos todo lo que tendría que hacer un ser humano.
Es importante reafirmar que no hay un tiempo específico para la vida espiritual. Por supuesto, cada uno de nosotros tiene que reordenar su vida, creando ese equilibrio que mencionamos. Y que es un equilibrio dinámico, y no como algo estático, sino algo que se adapta, que fluye con las necesidades y con los momentos, pero que tiene ese foco puesto en la espiritualidad, en el trabajo de la conciencia.
Esta es un poco de la tónica que trabajamos para sacar adelante en Cafh y que, nuevamente, la tecnología puede ser un factor de ayuda. Puede ser un factor de ayuda al aliviarnos, quizás, de algunas cosas, pero el factor determinante es nuestra actitud, nuestra elección de hacia dónde dirigimos nuestra vida y nuestros esfuerzos.